IGLESIA PARROQUIAL

Iglesia primitiva

La monumental iglesia parroquial actual sucede a otra más modesta que quizás existía ya, o se estaba edificando junto a una torre fortaleza; cuando el Infante D. Enrique de Aragón, Maestre de Santiago, concedía en el 1444 el privilegio de villazgo a la aldea de Pozuelo, que pasó a denominarse Villahermosa.

Sería un edificio de pequeñas dimensiones, de planta rectangular, construido con mampostería, con cubierta de madera sostenida por arcos transversales, y un portal a todo lo largo de la fachada de la plaza.

Construcción de la actual

Crecida y enriquecida la población, se sintió la necesidad de otra iglesia más capaz y más a tono con el nuevo rango social del pueblo. La obra se inició a principio del siglo XVI y se terminó a mediados del XVIII, manteniéndose, sin embargo, las trazas tardo góticas del inicio, sin excluir la adopción de elementos renacentistas y barrocos.

Entre 1511 y 1515, el maestre Pedro levantó el ábside con buena mampostería, reforzando los muros con estribos de sillería. De 1515 a 1539, el maestro Juan Pérez de Chevarría, con Martín Sánchez de Longarte, levantan la crujía siguiente, ya de sillería, con la bellísima puerta del Perdón El resto lo realizan entre 1539 y 1555 los maestros Francisco de Luna y Martin Sánchez de Longarte, al que se debe la puerta de la fachada de poniente.

En la segunda mitad del siglo XVI se abrirá en la fachada de la plaza, junto a la Puerta del Perdón, una segunda puerta, renacentista, que se convertirá en la entrada ordinaria.

Aprovechando espacios entre estribos, se construyeron dos capillas renacentistas junto al ábside: primero, la de Ana de Moya, a la derecha, y luego la de Pedro Romero, que era bendecida en el 1573, a la izquierda.

En el siglo XVII se añadió la tercera capilla frente a la puerta del Perdón.

Entre 1614 y 1640, Juan Martínez de Villanueva, de Alcaraz:, y su hijo Eusebio levantaron la torre. En el primer cuerpo de la torre se instaló el baptisterio. El chapitel, destruido por un rayo en el 1700, fue sustituido en el mismo siglo por otro. Destruido también éste, y reconstruido en el 1923 en forma de pirámide octogonal revestida de cerámica, ha sido sustituido a su vez por el. actual de pizarra, obra del arquitecto Alfredo Fernández, reparándose al mismo tiempo el cuerpo superior de la torre.

El interior

La Iglesia es una nave con planta de salón, aunque las capillas laterales le dan aspecto de cruz latina. Mide'44 metros de largo por 12 de ancho y la altura de sus bóvedas supera los 19 metros. Se divide en cuatro iranios que cubren bóvedas, formadas por numerosas ojivas, sostenidas por pilares, que se alzan sobre basas poligonales, y constan de gran número de baquetones adosados, que continúan a traves del capitel en los nervios de la cubierta. Crece el número de nervios y ligaduras conforme se avanza a los pies y destaca por sus filigranas la bóveda plana que sostiene el coro.

Comenzamos la gira por el ábside. En su parte norte se ve un rosetón, cegado quizás al instalar el retablo y abierto al reformar el presbiterio en 1980, según diseño del arquitecto Fernando Lozano Urraca, para adaptarlo a las disposiciones litúrgicas emanadas del Concilio Vaticano II. En esta ocasión, se ha enriquecido, por debajo del rosetón, el ingreso al camarín de la Virgen, trasladando al mismo la puerta de piedra, con jambas y dintel cajeados, que daba paso al baptisterio.

También en esta fecha se renovó el solado de la nave y se descubrió la piedra de los paramentos verticales de todo el templo.

Hemos de lamentar la destrucción (1936) del retablo mayor de fines del siglo XVI, terminado, tal vez, por Miguel Barroso o por Alonso Páez.

(Tapando el retablo, a la boca del presbiterio, se colgaba de las bóvedas en su día el colosal monumento del Jueves Santo, obra quizás del siglo XVII, de arquitectura efimera de tendencia manierista, que consta de varios bastidores, decorados con motivos de la Pasión).

Además de este rosetón, son notables las dos ventanas ojivales inmediatas al presbiterio, abocinadas, con arquivoltas y jambas de finos baquetones con sus capiteles decorados de hojarasca. Sendos pináculos enmarcan los vanos, formando un conjunto que apunta ya a la puerta del Perdón.

La hornacina igualmente abocinada y ornada con baquetones, que sirve de trono a la titular de la Parroquia, Ntra. Sra. de la Asunción, al Crucifijo, al Resucitado o a la Patrona, Ntra. Sra. de la Carrasca, según el tiempo del año litúrgico, es moderna.

Siguen las capillas renacentistas de Ana de Moya a la derecha y de Pedro Romero a la izquierda. Se abren a la nave bajo arco de medio punto sostenido por columnas y se cubren con bóveda de cañón decorada con casetones. Sobre el arco de la capilla de Ana de Moya luce un escudo nobiliario con este lema: "Potius mori quam foedari".

A través de esta capilla se pasa a la sacristía, obra del siglo XVI. Su bóveda de lunetos está decorada con buenas pinturas muy deterioradas.

La capilla de Pedro Romero tiene en su pared derecha un arco de piedra que cobija hoy el Sagrario.

A continuación, en la pared del norte, encontramos un nicho bajo un bello arco renacentista adornado con querubines. Aquí estuvo el enterramiento de Juan Rodríguez de Moya, del siglo XVI.

Se abre luego, en el mismo lado, la capilla barroca del siglo XVII, con un grandioso arco de ingreso sobre las pilastras dóricas, y un entablamento adornado con triglifos y metopas decoradas con rosetas. Encima, un frontón triangular partido y sobre él, una ventana. La capilla se cubre con bóveda vaída.

Pegando a la capilla vemos la entrada a la escalera de caracol que sube a las bóvedas. Es notable esta pequeña puerta que contrasta con sus grandes dovelas.

Encontramos a continuación, tras la puerta norte, reabierta en 1980, la monumental tribuna de madera para el órgano, formada por seis juegos de zapatas escalonadas talladas con figuras geométricas. Del órgano, de fines del siglo XVIII, sólo queda la caja, decorada con preciosas pinturas.

Admirable el arco carpanel y los soportes torneados que sostienen el coro, cuya bóveda plana se reseña antes.

Debajo del coro, al final de la pared del sur, se abre la entrada al baptisterio, bajo arco de medio punto. La capilla bautismal está formada por el cuerpo inferior de la torre, y se cubre con cúpula sobre pechinas.

Contigua se encuentra otra escalera de caracol que da acceso al coro, a las bóvedas y a la torre.

El exterior

Lo más notable es la puerta del Perdón, puerta abocinada con numerosas arquivoltas de arco ligeramente apuntado y coronadas con un gablete en forma de arco conopial muy pronunciado. En el tímpano, decorado con finas pinturas, un bello doselete acoge la imagen de la Virgen, que ha sido repuesta hace poco. En la parte inferior, bajo un dintel, se abre la puerta dividida por un parteluz en dos vanos bajo arcos carpaneles. Dos pináculos de finos baquetones enmarcan el conjunto. Las basas poligonales, ricamente talladas, han sufrido tal deterioro que ha sido preciso poner en su lugar un zócalo liso. Sobre la portada, separado de ella por un elegante friso, hay un precioso balconcillo con balaustrada de piedra y cubierta volada sostenida por columnas de piedra.

Junto a esta se encuentra la puerta de estilo renacentista que se utiliza ordinariamente de entrada. Flanqueada por columnas sobre pilastras, se abre bajo un arco de medio punto, que lleva en la clave la cruz de Santiago con las veneras, y se remata con un frontón triangular en el que hay una hornacina para una imagen hoy perdida. Por encima de la puerta, una ventana del siglo XVIII.

Más rica es la puerta de la parte trasera, que se abre también bajo arco de medio punto ornado con una cenefa de grutescos. Está igualmente flanqueada por columnas corintias hoy totalmente perdidas excepto el capitel y las basas y encierra en el frontón semicircular una hornacina ahora vacía.

La puerta del norte es más sencilla: un arco de medio punto sobre jambas apilastradas.

A la derecha de la puerta del Perdón, en el dintel de una ventana de la sacristía, aparece un bello escudo con la cruz de Santiago y tres veneras.

Todo el muro exterior de la Iglesia, reforzado con estribos excepto en la pared de poniente, se remata con una galería de ventanillas rectangulares que aligera la masa de piedra de sillería. Por debajo de ellas, una graciosa cornisa adornada de esferas recorre la parte de la cabecera.

La torre, situada en el ángulo sudoeste, alcanza (incluidos pináculo y cruz de remate) unos 45 metros. Consta de un cuerpo inferior de planta cuadrada, con sillares irregulares en los paños y labrados en las esquinas, y Otro superior de dos pisos octogonales: el bajo alberga el reloj y el alto las cuatro ventanas de arco de medio punto para las campanas. Sobre los ángulos del cuerpo inferior, cuatro cuerpos cilíndricos coronados con pirámides y esferas. El chapitel, de pizaara, lleva cuatro boardillas, y se remata con aguja, cruz y veleta.

José Jimeno Coronado